Ya era de noche cuando K llegó. Hacía frío, se puso junto a la chimenea donde había aún algo de fuego que calentaba. "GRRRR"
-¡UNA FIERA! ¡UN OSO! -exclamó como un loco.
George, que le escuchó, fue para el salón de la chimenea.
-Amo, ya se lo dije, en este pueblo de América no hay osos polares...
-Que sí, esta vez lo he escuchado.
-Amo, era su tripa...
K bajó la cabeza arrepentido.
-Está bien, es verdad, aquí no hay osos..., ¡Qué tonterías dice usted! -dijo K para salvar su orgullo herido.
George le echó una mirada que fulminó los rastros dl orgullo de K. Negó con la cabeza y le encaminó hacia el comedor. K se sentó en la mesa y George le indicó la silla donde se tendría que haber sentado; después, el adorable mayordomo le sirvió el pato.
-George, ¿estoy ciego o este plato está vacío?
-Está ciego... y loco -susurró George.
-¿Qué dices, amigo?
-Está vacío amo, se le olvidó la compra. Esta noche salió por ella, pero regresó con las manos vacías, y no tiene cena. ¿Le apetece una copa?
-Vaya..., pues sí. Deme al menos una copa.
-Tampoco compró bebidas-dijo, mientras salía del comedor.
"Será cruel...", pensó K para sus adentros...
MARTA PERALES RAMÍREZ
2º B Bachillerato
CONTINÚA TÚ EL RELATO...
sábado, 18 de septiembre de 2010
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